¿Cómo puedo ayudar a mi hijo que es demasiado agresivo?
Supongamos que es mi hijo quien se muestra agresivo. Independientemente de la situación, quiero enseñarle a mi hijo a manejar sus propias emociones. La agresividad suele ser una forma de expresar frustración o dolor. A veces es enojo hacia alguien o algo. Otras veces, el enojo es algo que el niño ha presenciado o experimentado en casa o en otras situaciones, y está imitando lo que ha visto.
Ayudar a cualquier persona con agresividad suele comenzar por ayudarla a regular el sistema nervioso autónomo de su cuerpo: la respuesta de lucha, huida o paralización. Cuando las personas se muestran agresivas, normalmente significa que están en una respuesta de lucha. Están reaccionando a algo que consideran injusto, abrumador, intimidatorio o aterrador, y arremeten contra ello.
Ayudar a un niño a comprender y expresar sus emociones puede ser muy útil. Esto incluye ayudarle a nombrar sus emociones y ofrecerle alternativas a la agresividad. Por ejemplo: “Estoy enojado. Necesito tomarme un descanso. Necesito hablar con un maestro. Necesito alejarme de esta situación porque no quiero alejar a la gente con mi enojo”.”
Reflexionar sobre esto y desarrollar una estrategia puede ser muy eficaz, especialmente cuando alguien tiene dificultades para regular sus emociones. La regulación emocional es como un termómetro: se pueden subir o bajar las emociones. Si me tomo un descanso, salgo a caminar o hablo de lo que siento en lugar de descargar mi ira, reduzco la intensidad de esas emociones porque me siento escuchado y comprendido.
Esta es una forma eficaz de ayudar a los niños a lidiar con emociones difíciles como la enojo, especialmente en entornos como el parque infantil. Es importante hablar con el niño no solo en el momento, sino también con anticipación, ayudándole a crear un plan previo. Este tipo de preparación y práctica constante es algo que queremos implementar de manera continua.