Gracias. Vamos a centrarnos en eso un poco más, porque tengo algunas preguntas sobre la intimidación.
¿Cómo consigo que mi hijo se sincere sobre si está siendo acosado o si es él el agresor?
¿Cómo mantengo esas conversaciones?
Hay dos situaciones diferentes. Empezaré por la primera: mi hijo sufre acoso escolar.
Suele haber miedo asociado al acoso, miedo a que hablar de ello empeore la situación.
Por eso, los niños suelen guardárselo para sí.
El problema es que, si pudieras sentarte en mi despacho y escuchar las historias de adultos de 30, 40, 50 e incluso 60 años que hablan de haber sufrido acoso, te darías cuenta de que no es algo que se pueda ignorar.
Como padre, profesor o administrador, nuestro objetivo debe ser reducir y eliminar el acoso en las escuelas.
El acoso es una forma de maltrato psicológico, verbal o emocional, y es inadecuado.
Tenemos que adoptar una postura firme y decir que el acoso no es aceptable.
Una preocupación común es que denunciarlo empeore la situación.
Es entonces cuando tenemos que implicar a las escuelas.
He hablado con muchos directores de centros escolares de todo el país y todos están preocupados por este tema.
Cuando los centros escolares son conscientes de ello, pueden tomar la iniciativa y hablar con la otra familia o con el alumno implicado.
Como padre, ser proactivo demuestra a tu hijo que esto importa.
Y lo que es más importante, se lo dice a su hijo, "Me importas. Me importas".
Una vez que conozcas la historia -escuchando la experiencia de tu hijo- podrás tomar una decisión con conocimiento de causa.
Eso puede significar hablar con el director, un profesor o un orientador escolar.
El objetivo es eliminar el acoso.
Ahora, la segunda situación: tu hijo intimida a otros.
Aquí, el papel es educar a tu hijo, ayudarle a entender cómo debe tratar a los demás.
Burlarse, ridiculizar, criticar a los demás: esos comportamientos no están bien ni son apropiados.
Pero entonces hay que preguntar: ¿Qué han observado?
¿Por qué sienten la necesidad de tratar así a los demás?
¿Qué ven en casa o entre iguales?
Como cultura, tenemos que reconocer que burlarse o herir a los demás es inaceptable.
Es perjudicial para el objetivo y para el agresor.
Nuestra sociedad es tan fuerte como nuestras relaciones.
Tenemos que ser proactivos para ayudar a nuestros hijos y reducir el acoso.
Si tu hijo intimida a otros, es fundamental que le enseñes la importancia de tratar a los demás con respeto.
Y si su hijo ha acosado a alguien, debe reconocer su error, disculparse y enmendarlo.
Es difícil, pero también maduro e importante.
Asumir la responsabilidad de cómo tratas a los demás es importante.