¿Cómo ayuda a su hijo con el abuso de sustancias y la presión de grupo?
Dr. Kevin Skinner:
Empecemos por el abuso de sustancias. Es útil saber de qué sustancia en concreto se trata, porque cada una afecta al organismo de forma diferente. Por ejemplo, la marihuana y el alcohol actúan como depresores, mientras que sustancias como la cocaína, la metanfetamina y el fentanilo producen respuestas diferentes.
Comprender la droga en cuestión es fundamental, sobre todo hoy en día, cuando la sociedad acepta mejor sustancias como la marihuana. Sin embargo, las investigaciones demuestran que la marihuana puede adormecer la mente y reducir la productividad. Así que el primer paso es la educación: ayudar a nuestros hijos a comprender las consecuencias reales del consumo de drogas.
Como padres, debemos tratar de educar e informar a nuestros hijos sobre el impacto de estas sustancias en sus vidas. El consumo de sustancias entre adolescentes es ilegal y suele ser señal de un problema mayor. Es importante ayudarles a entender lo que la droga hace a su cuerpo y cómo afecta a su productividad.
Cuando hablamos con niños y padres, la educación unida al amor es el enfoque más eficaz. Las advertencias y la orientación suelen funcionar mejor que el castigo. Aunque los límites son a veces necesarios, el castigo sin amor rara vez funciona. Hay un concepto general a tener en cuenta: la relación antes que las normas.
Si un niño consume sustancias, es esencial entender por qué. Pregúntele: "¿Qué te pasa para que recurras a esto?". El consumo de sustancias suele ser una vía de escape. Puede empezar por curiosidad, pero a menudo se convierte en una forma de afrontar el estrés u otras emociones difíciles.
Por ejemplo, un adolescente puede fumar marihuana para calmar una mente acelerada. Entonces la pregunta es: "¿Por qué tienes la mente acelerada?" Tenemos que mirar debajo del comportamiento para encontrar la causa raíz.
El Dr. Skinner cuenta la historia de un rosal que intentó arrancar. Aunque pensó que lo había quitado, volvió a crecer porque las raíces seguían intactas. Lo mismo ocurre con el consumo de sustancias: si no se ataca el problema de raíz, el comportamiento suele reaparecer.
Nuestro trabajo consiste en ayudar a nuestros hijos a identificar el motivo de su comportamiento, ya sea la presión de sus compañeros, la curiosidad, el estrés o cualquier otra cosa. Entonces podemos guiarles hacia mecanismos de afrontamiento más sanos.
En última instancia, debemos centrarnos en establecer una conexión: hacer preguntas curiosas, establecer una estructura cuando sea necesario y no tener miedo a mantener conversaciones difíciles. Los estudios demuestran que los padres que entablan conversaciones difíciles con amor tienen más influencia en la vida de sus hijos.