Mi hijo está muy ocupado, pero no le interesa eliminar nada.
¿Cómo puedo evitar que se sientan abrumados y agotados?
Bueno, pues pregunta, padre: ¿es tu miedo o el suyo?
Y lo digo porque tengo ocho hijos y he estado en el mismo escenario.
Y yo: "¿Puedes ir más despacio, por favor?". Y entonces me di cuenta de que probablemente era mi miedo, no el suyo.
Tienen energía, pero es importante ayudarles a desarrollar el tiempo necesario para bajar el ritmo.
Como he dicho antes, modélalo para ellos. Por ejemplo, diles: "Esta noche no vamos a hacer actividades".
Podrías pasar algún tiempo con ellos en el que no hagas gran cosa: quizá llevarles a tomar un helado, ir de excursión.
Ésas son las cosas que haría con ellos para enseñarles a ir más despacio.
Luego, ayúdales a entender algo de lo que hemos hablado esta noche.
Prueba un ejercicio: escucha música tranquilizadora y fíjate en lo que ocurre en tu interior mientras suena.
Puede que descubras que tu hijo está pensando en lo siguiente, porque su mente está tan acostumbrada a ir que, cuando no está ocupado, siente que algo va mal.
Si pueden experimentar la calma, puedes decirles: "¿Por qué no lo intentamos más a menudo?".
Agradézcales su esfuerzo y productividad, pero manifieste que lo que teme es cómo van a seguir con todo.
Siga animándoles, pero enséñeles también a ir más despacio.
Recuerda, reducir la velocidad es una habilidad.
Aprender a estar con nuestros propios pensamientos y emociones nos ayuda a bajar nuestro termómetro de regulación emocional.
Podemos hacerlo respirando profundamente, dando un paseo o apreciando la naturaleza: las montañas, las rosas, la belleza que nos rodea.
¿La vida es siempre un "vamos, vamos, vamos", o podemos detenernos y apreciar?
Enséñales a bajar el ritmo: haz un ejercicio de respiración, haz que noten la tensión de su cuerpo antes y después.