La siguiente pregunta se refiere a la disciplina, pero tiene un giro interesante.
¿Cómo disciplino a mi hija, que sufre depresión y ansiedad? A veces tengo la sensación de que utiliza esta afección para manipular diversas situaciones, y sus hermanos también se han dado cuenta.
En lo que respecta a la ansiedad y la depresión, yo querría entender primero si hay factores desencadenantes de su ansiedad y depresión. Es una pregunta interesante: ¿Mi hijo hace esto para llamar la atención, o es manipulación, o está pasando algo más?
Desde una perspectiva biológica, sabemos que entre el 40 y el 60% de la depresión y la ansiedad tienen una base genética. No quiero ignorar la posibilidad de que su depresión y ansiedad sean reales y hayan podido transmitirse de generación en generación. Como clínicos y padres, es importante entender esto.
La siguiente parte consiste en ayudar a tu hijo en una relación cuando se siente deprimido o ansioso. Se trata de proporcionar herramientas y recursos. Un ejemplo que menciono a menudo es el Protocolo Safe and Sound: dar a tu hijo estrategias o soluciones para cuando se sienta abrumado, e incluso practicar con ellas.
Una herramienta eficaz se llama "el ejercicio básico". Puedes buscarlo en Google. Es un sencillo ejercicio de dos o tres minutos que ayuda a reducir la ansiedad accediendo al nervio vago, que es fundamental para calmar el cuerpo.
Si el niño está recibiendo atención por su ansiedad y depresión, es importante cambiar esa atención hacia interacciones más positivas. Por ejemplo, puede decirle: "Estoy a tu disposición si quieres hablar de tu ansiedad o depresión", pero no le dedique demasiada energía. En su lugar, céntrate en cosas positivas, como ver una película juntos o realizar una actividad compartida.
Si tu hijo te dice: "No puedo, estoy deprimido", puedes responderle: "Estoy aquí si quieres hablar" y dejar que acuda a ti. Sin embargo, si te preocupa que pueda tener tendencias suicidas, la cosa cambia por completo. En ese caso, tu prioridad es garantizar su seguridad y comprobar si tiene un plan para autolesionarse.
En estas situaciones, es esencial utilizar la energía positiva para inspirar esperanza y entusiasmo por la vida. Cuando tenemos algo que nos ilusiona o en lo que trabajar, nos da un sentido de propósito. A veces, nos acostumbramos tanto a la depresión y la ansiedad que las sentimos como el estado por defecto.
El Dr. Joe Dispenza, en su libro Romper el hábito de ser uno mismo, hace hincapié en que no podemos cambiar a menos que cambiemos nuestros pensamientos, emociones y acciones. Yo añadiría las creencias a esa lista. El verdadero cambio consiste en modificar nuestra forma de pensar, sentir y actuar.
Yo empezaría por crear oportunidades para que su hijo sienta y experimente cosas nuevas. Y lo más importante, sé que quieres a tu hijo, por eso haces esta pregunta. Así que la clave está en encontrar formas de comunicarle ese amor, incluso en los momentos difíciles.