Tenemos aquí una pregunta que dice: los niños parecen ser adictos a los dispositivos electrónicos hasta el punto de dejar que sus notas se resientan. ¿Qué decimos al respecto?
Bueno, creo que el concepto de adicción es real en nuestra cultura, pero en el mundo terapéutico podríamos decir que somos dependientes de ella: puede influirnos. La idea es que requiere mucha energía. Hay un libro maravilloso de Anna Lemke llamado El país de la dopamina. Habla del "subidón" de dopamina y de cómo a menudo buscamos esa emoción. Desgraciadamente, Internet es la tormenta perfecta para obtener ese subidón constante de dopamina, como en las máquinas tragaperras de los casinos.
Cuando los niños se consumen por sus dispositivos hasta el punto de que las calificaciones se ven afectadas, como mencionó este padre, una de las mejores cosas que podemos hacer es la transición a actividades alternativas. Este proceso será gradual. Es importante comunicarse con el niño y reconocer que se trata de un problema potencial. Los niños pueden no darse cuenta del impacto porque están muy inmersos en la actividad.
Muchos juegos están diseñados intencionadamente para crear adicción, proporcionando constantes descargas de dopamina. Como sociedad, debemos ser conscientes de ello porque puede consumir nuestro tiempo y energía. Como padres, observen con amabilidad y hablen con sus hijos de lo que les preocupa. Ayude a crear actividades alternativas positivas, como ir de excursión, visitar una piscina o disfrutar de una excursión familiar. La naturaleza y el ejercicio liberan sustancias químicas positivas en el cerebro y pueden actuar como distracciones saludables.
El objetivo no es eliminar por completo el tiempo frente a la pantalla, sino restringirlo y sustituirlo intencionadamente por actividades positivas. También podría exigir hábitos productivos, como hacer los deberes, antes de permitir el tiempo frente a la pantalla. Algunos niños pueden resistirse inicialmente a estos cambios porque sus cerebros están acostumbrados al flujo de energía de los dispositivos electrónicos. Pero sustituyendo el tiempo de pantalla por alternativas atractivas, como una excursión u otras actividades sociales, se puede crear una energía positiva que el cerebro empieza a seguir.
Lo que buscamos es alejarnos de las mismas rutinas y ayudar a los niños a descubrir alegrías en otros aspectos de la vida. Por ejemplo, ir al cine, jugar a los bolos, organizar una fiesta con pizza o invitar a los amigos a una noche de juegos. Estas actividades fomentan las interacciones sociales, que son vitales para nuestro bienestar como sociedad. Aumentar las interacciones sociales positivas debería ser una prioridad tanto para los padres como para las comunidades.