El optimismo es una habilidad

¿Le van a pasar cosas buenas? Si cree que así será, probablemente sea optimista. Y eso es bueno para tu salud.

El optimismo es un rasgo individual que refleja si uno espera que su futuro sea favorable (Carver, Scheier y Segerstrom, 2010). Puede considerarse lo contrario de la impotencia, que es la idea de que alguien no tiene control sobre su futuro. Los optimistas ven los contratiempos como algo temporal y circunstancial, mientras que los pesimistas los ven como algo más permanente y como el resultado de defectos individuales. 

El optimismo se asocia con una mejor salud física, menores niveles de estrés y una vida más feliz (Moore, 2019).

La buena noticia es que el optimismo es una habilidad que se puede aprender y mejorar. 

Según Martin Seligman, padre de la psicología positiva, la vida comienza en la indefensión. Pero los niños pequeños aprenden a desenvolverse en su entorno y a dominar cosas como caminar, hablar y jugar (Seligman, 2006). Cuando crecen, aprenden más sobre su entorno y a regularse dentro de él. Entonces empiezan a planificar el futuro y a probar cosas. 

Al igual que los niños pequeños aprenden que su futuro es brillante, los adultos pueden aprender habilidades de orden superior para cultivar el optimismo (Chadwick, 2019).

Aquí tienes cinco formas de aprender y practicar el optimismo en tu propia vida. 

Ponte retos

Una versión de la fijación de objetivos, plantearse un reto -y luego superarlo- desencadenará las respuestas de maestría que experimentaba de niño con regularidad. Para obtener un flujo constante de estas respuestas, lo mejor es plantearse retos en las dosis adecuadas.

Si aún no se ha planteado ningún reto, emprenda algo que pueda realizar en unos pocos días y, a partir de ahí, vaya cumpliendo los objetivos con regularidad. Puedes ir superponiendo tareas más complejas que te lleven semanas mientras sigues haciendo cosas más pequeñas con más frecuencia.  

Puede ser un rompecabezas, un libro o un ejercicio físico. Puedes empezar una clase online o aprender otro idioma con una aplicación. 

"La acción magistral es el crisol en el que... se forja el optimismo. Acostúmbrate a persistir ante los retos y a superar los obstáculos", aconseja Martin Seligman (Seligman, 2007).

Pensar en el futuro

Cuando se piensa en el futuro, se activa la parte de planificación del cerebro. La planificación desencadena una serie de funciones cognitivas que son buenas para tu perspectiva y te dan la oportunidad de pensar en positivo. 

Por ejemplo, activa la imaginación al explorar posibilidades. También te ayuda a anticipar o hacer predicciones, activando los centros de resolución de problemas. Por último, te ayuda a acotar opciones y a iniciar funciones de planificación (Oettingen, Sevincer y Gollwitzer, 2018). 

Mirar hacia delante es un ejercicio fácil para desarrollar la habilidad del optimismo.

Reflexionar sobre los acontecimientos negativos

En última instancia, el optimismo, o la falta de él, depende de cómo pienses. La reflexión, y la práctica de pensar de forma diferente, es la forma de mejorar. Seligman ha desarrollado un modelo para responder a los acontecimientos negativos y utilizarlos como una lección de crecimiento. 

Es el llamado modelo ABCDE (Moore, 2019).

  1. Adversidad. Empieza por reconocer la adversidad o prestar atención a cualquier incidente, pensamiento o sentimiento adverso.
  2. Creencias. Reconoce cómo tus creencias se ven afectadas por pensamientos pesimistas.
  3. Consecuencias. Reconocer que los pensamientos y sentimientos negativos tienen consecuencias.
  4. Contencioso o enfrentarse a los pensamientos negativos, intentando cambiarlos.
  5. Energize a ser más optimista en el futuro. 

Llevar un diario

Escribir los pensamientos es una forma eficaz de reflexionar y reforzar el pensamiento positivo. También es uno de los mejores métodos para desarrollar la gratitud, que potencia los patrones de pensamiento que conducen al optimismo. 

Tu diario puede ser una herramienta que te ayude a reconocer los fracasos y los contratiempos. Los fracasos son temporales y escribir sobre ellos te da el espacio necesario para darte cuenta de ello sin ser reactivo. Te ayuda a ser preciso sobre tus sentimientos y también sobre las causas de tus reveses. La precisión es la base sobre la que se puede construir la maestría y, por tanto, el optimismo. 

Escribir en un diario agrava estos beneficios al convertirlo en algo formal y rutinario. La rutina de escribir hace que tus pensamientos tengan más sentido.

Piensa y habla con pensamientos felices

La investigación nos dice que, lejos de ser inmutable, el optimismo puede aprenderse como cualquier otra habilidad. Es una habilidad cognitiva que requiere práctica y, a menudo, lucha. No temas la tensión que conlleva pensar de una manera nueva.

Expresar pensamientos positivos mejora el estado de ánimo (Peters, et al., 2010).

Dígase a sí mismo que hoy va a ir bien o que va a hacer un buen ejercicio. Dígase un mantra que le ayude a ver las cosas de forma positiva. Los optimistas ven sus fracasos y éxitos como algo temporal y en parte debido a las circunstancias. Esto les da razones para trabajar y ponerse en otras circunstancias afortunadas. 

Siembra los buenos pensamientos en tu cerebro y dales más fuerza hablándolos en voz alta, te orientarán hacia una actitud más optimista. 

Referencias

Carver, Charles S., Scheier, Michael F. y Segerstrom Suzanne C.. 2010. "Optimism" (Optimismo). Clinical Psychology Review Vol. 30, Issue 7 (Noviembre): 879-889.

Chadwick, Melinda. 2019. "Una reflexión sobre el aprovechamiento del optimismo aprendido, la resiliencia y el comportamiento de crecimiento del equipo para apoyar a los grupos de estudiantes". Éxito estudiantil. Vol. 10, Issue 3 (enero): 104-111.

Moore, Catherine. 2019 "Optimismo aprendido: ¿está el vaso medio lleno de Martin Seligman?". PositivePsychology.com, 30 de diciembre de 2019. https://positivepsychology.com/learned-optimism/

Oettingen, G., Sevincer, A. T., & Gollwitzer, P. (Eds.). (2018). La psicología del pensamiento sobre el futuro. The Guilford Press.

Peters, Madelon L., Flink, Ida K., Boersma, Katja, y Linton, Steven J. (2010). Manipulating optimism: Can imagining a best possible self be used to increase positive future expectancies?, The Journal of Positive Psychology. Vol 5, Número 3: 204-211.

Seligman, Martin E. P. 2007. El niño optimista

A Proven Program to Safeguard Children Against Depression and Build Lifelong Resilience. HarperCollins.