¿Cómo encontrar un equilibrio entre presionar a nuestros hijos ansiosos y dar cabida a su ansiedad?
Uh, creo que parte de eso es educar a su hijo sobre la ansiedad y darle recursos y herramientas para entender cómo lidiar con la ansiedad. Así que la forma en que haríamos eso, Michelle, es ayudar a nuestros hijos a entender lo que es la ansiedad. Así que no queremos tener miedo, queremos educar a los niños. Así es como se manifiesta la ansiedad.
Hay diferentes partes. Una es fisiológica. Tu cuerpo se va a sentir ansioso. Puede que tu corazón bombee un poco más, que te suden las manos y que sientas cierto hormigueo. Así que estás enseñando a tus hijos los síntomas fisiológicos de la ansiedad, y luego también les estamos ayudando a entender cómo abordarla.
También en este caso, a muchos padres les preocupa la ansiedad. Así que aquí hay un par de cositas rápidas para todos nosotros. Si vas a Google y escribes "el ejercicio básico" -si tuviera más tiempo, daría un poco más de información sobre la ansiedad en general.
Cuando cualquiera de nosotros se siente ansioso, en realidad lo que está diciendo es que nuestro centro emocional, la amígdala -que es el centro emocional del cerebro- está activado. Se siente como, "¿Tengo que luchar? ¿Necesito huir? ¿Qué tengo que hacer? Así que cuando nos sentimos ansiosos fisiológicamente, nuestro cuerpo está diciendo: "Algo está pasando aquí. Hay algo que no funciona. Tienes que prestar más atención".
Antiguamente, el miedo al ataque de un tigre podía estar en la sabana. Pues bien, hoy, en 2025, nuestro tigre puede ser Internet, el acoso escolar o el miedo a suspender un examen. Y entonces empezamos a sentir ansiedad en esas situaciones.
Lo que intentamos es educar a nuestros hijos sobre cómo responder. Y por cierto, esto es bueno para todos nosotros. Es realmente útil reconocer que necesitamos regular nuestro sistema nervioso autónomo, que es nuestra respuesta de lucha o huida.
La forma en que lo hacemos es accediendo a lo que se llama el vago, o nervio vago. Es el nervio más largo del cuerpo, y lo que hace es actuar como el freno de nuestro sistema emocional. Así que cuando activamos el nervio vago, básicamente le dice al resto del cuerpo, "Está bien. Tranquilízate. Respira profundamente".
El ejercicio básico es una forma muy sencilla de acceder al nervio vago. Puedes buscarlo: es un ejercicio de unos tres minutos. Pruébalo, practícalo y mira a ver qué pasa. Te sorprendería lo mucho que ese simple ejercicio puede ayudarte a sentirte más tranquilo.
Otras cosas que puedes hacer son ejercicios de respiración profunda, dar un paseo por la naturaleza u otras actividades tranquilizadoras. Son formas de reducir la ansiedad de forma natural.
Otro factor importante es la conexión social. Si tengo ansiedad, el simple hecho de que alguien me coja la mano puede ayudarme a calmarme.
Una de las cosas que aprendí pronto es que tengo una hija que ha tenido más ansiedad que mis otros hijos, o al menos era más notable. Cuando era más pequeña, era muy dura. Tenía muchos arrebatos emocionales y le costaba entender las cosas.
Lo que aprendí es que si me acercaba a ella y tarareaba suavemente junto a su cabeza, le ayudaba. Para ella, se trataba de sentir el tacto y de tranquilizarse a través del sonido. De lo que no me di cuenta entonces es de que el sonido puede ser muy calmante.
Éstas son algunas estrategias para ayudar a tu hijo a calmar su ansiedad. Y puedes encontrar más recursos en Internet sobre cómo acceder al nervio vago. Esa sería mi sugerencia para todos nosotros: cuando podemos regular nuestro nervio vago y nuestro estrés o ansiedad, nos sentimos más en control.
Eso es lo que queremos que entiendan nuestros hijos: cuando uno se siente ansioso, hay recursos y estrategias que pueden ayudarle.