Vea la siguiente pregunta. Tenemos un par aquí en torno al mismo tema.
Entonces, ¿cómo aprendo a controlar mi propia ansiedad y depresión, y cómo puedo evitar perder la paciencia con mi hijo y quizá gritarle o levantarle la voz?
Gracias por hacer esa pregunta.
Creo que es una toma de conciencia muy importante, porque nuestros hijos observan nuestras emociones. Nos ven como un modelo.
Mientras aprendemos a lidiar con nuestra propia ansiedad y depresión, diré esto de la manera más básica:
La ansiedad es la forma que tiene nuestro cuerpo de decir: "No me siento seguro".
La depresión es un sentimiento de tristeza, oscuridad o vacío.
Pueden provenir de no sentirnos seguros, de nuestra fisiología o de las hormonas. No tener suficiente serotonina en nuestro cuerpo puede influir tanto en la ansiedad como en la depresión.
Así que tenemos que preguntarnos: ¿Soy más propenso a la depresión por biología? ¿Me viene de familia? Si es así, puede ser hereditaria, lo cual es muy frecuente.
Pero también podemos sufrir acontecimientos vitales que aumenten la depresión, como la pérdida del trabajo, una mudanza o un divorcio.
Para ser eficaces como padres, debemos practicar el autocuidado. Para algunos, puede ser un pequeño paseo. Para otros, cerrar la puerta de la habitación para relajarse durante unos minutos. O hablar con un amigo.
Una de las cosas fundamentales que tenemos que hacer es identificar lo que nos ayuda a tranquilizarnos de forma saludable.
Si me siento ansioso, sugeriría probar un ejercicio de respiración, concretamente la respiración en caja.
Se inspira durante 4-6 cuentas, se mantiene la respiración y luego se espira con fuerza durante 6-8 cuentas.
Lo hacemos durante tres minutos.
Antes de empezar, nota el estrés en tu cuerpo. Después, al cabo de tres minutos, comprueba de nuevo tu nivel de estrés.
La mayoría de la gente nota que la respiración ayuda a bajar la ansiedad.
Esto ayuda a regular nuestro sistema nervioso, es como poner los frenos.
La ansiedad es como pisar el acelerador. La respiración nos ayuda a pisar el freno para calmar la mente.
Otra estrategia consiste en activar el nervio vago, que ayuda a calmar el organismo.
Puede ser música, pasear, acurrucarse con un niño o leer juntos.
Se trata de formas de autorregulación o corregulación en las que los demás nos ayudan a calmarnos.
Si eres capaz de identificar estrategias de autocalmación y corregulación, te irá bien a la hora de gestionar tus emociones.
Ahora la depresión es un poco diferente. Tenemos que darle voz.
Te animo a que escribas lo que puede estar desencadenando tus sentimientos de depresión.
Si no desaparece, sobre todo si dura más de dos semanas, es buena idea buscar ayuda profesional y hablar de ello.
Estos son algunos de los puntos de partida por los que yo empezaría.