Combinar estilos de crianza compasivos y autoritarios

La crianza autoritaria y la crianza compasiva son dos enfoques distintos pero complementarios de la crianza de los hijos que dan prioridad al bienestar emocional y evolutivo.

La crianza autoritaria se caracteriza por una mezcla equilibrada de calidez y disciplina. Los padres que adoptan este estilo establecen límites y expectativas claras para sus hijos, al tiempo que fomentan una relación afectuosa y de apoyo (Guarnotta, 2023).

La crianza compasiva, en cambio, pone un énfasis significativo en la empatía y la comunicación colaborativa. Los padres que adoptan este estilo dan prioridad a las necesidades emocionales de sus hijos, escuchan activamente sus sentimientos y validan sus experiencias. Buscan crear un entorno protector y seguro en el que sus hijos se sientan comprendidos y valorados (Liang et al, 2020).

Ambos estilos de crianza pueden contribuir a criar niños bien adaptados, emocionalmente resistentes y socialmente hábiles. Combinados, los padres pueden proporcionar una base sólida basada en la conexión y la confianza que crea un lugar seguro para que los niños prosperen, adquieran confianza y establezcan hábitos saludables.

Estilo parental autoritario frente a autoritario

No debe confundirse con la paternidad autoritaria, que es mucho más "a mi manera o en la carretera". La paternidad autoritaria establece límites claros con consecuencias, pero también los equilibra con la escucha de la perspectiva, los sentimientos y las emociones de su hijo.

Mientras que la crianza autoritaria deja "poco o ningún margen para la negociación por parte del niño, y las normas no suelen explicarse... [y] los padres autoritarios son normalmente menos cariñosos y tienen altas expectativas con una flexibilidad limitada" (Sanvictores 2022), los padres que favorecen el enfoque autoritario fomentan la independencia y la autonomía de sus hijos ofreciendo orientación y razonamiento detrás de las normas, fomentando una comunicación abierta y valorando las opiniones y preocupaciones de sus hijos.

Uno de los puntos fuertes de la crianza autoritaria es su impacto positivo en el desarrollo del niño. Los investigadores Kuppens y Ceulemans descubrieron que la crianza autoritaria "se ha asociado sistemáticamente con resultados positivos en el desarrollo de los jóvenes, como la competencia psicosocial (por ejemplo, la maduración, la resiliencia, el optimismo, la autoconfianza, la competencia social, la autoestima) y el rendimiento académico" (2018). También encontraron que este estilo de crianza condujo a mejores habilidades sociales y a ser más hábiles en la resolución de problemas y la toma de decisiones, ya que se les ha animado a pensar de manera crítica y responsable.

Este estilo de crianza crea un entorno enriquecedor en el que los niños se sienten seguros expresándose y buscando la orientación de sus padres, lo que en última instancia sienta unas bases sólidas para su crecimiento emocional e intelectual. En general, la crianza autoritaria fomenta una relación sana entre padres e hijos y prepara a los niños para una transición satisfactoria a la edad adulta.

Crianza compasiva frente a crianza permisiva

La crianza compasiva se basa en el amor y la comprensión, lo que permite a los padres conectar profundamente con las necesidades emocionales y psicológicas de sus hijos. Se trata de reconocer que los niños son individuos únicos con sus propios pensamientos, sentimientos y perspectivas.

El núcleo de la crianza compasiva es la empatía. "Los padres con una fuerte empatía proporcionan a sus hijos una base segura desde la que pueden explorar sus experiencias emocionales y buscar consuelo cuando experimentan angustia emocional" (Liang et al, 2020). Cuando los padres practican la escucha activa con sus hijos sin juzgarlos ni interrumpirlos, les transmiten el poderoso mensaje de que sus sentimientos son válidos e importantes.

Parte de la crianza compasiva es la disciplina coherente y justa, a diferencia de la crianza permisiva, en la que se establecen normas pero rara vez se aplican las consecuencias de su incumplimiento. El Dr. Steven Stonsy explica: "Los que reciben poca disciplina tienden a sentirse poco queridos, aislados y desprotegidos. Muchos adolescentes de hogares poco disciplinados mienten a sus compañeros, inventándose límites que atribuyen a padres negligentes."

Los padres compasivos pretenden enseñar a sus hijos inteligencia emocional, autocompasión y empatía hacia los demás, fomentando vínculos fuertes y una sensación de seguridad. Este enfoque puede llevar a que los niños estén más en contacto con sus emociones, gestionen mejor el estrés y sean capaces de establecer relaciones sanas basadas en la confianza y la comprensión.

Respeto mutuo

Ambos estilos de crianza hacen hincapié en el respeto mutuo. El respeto sienta las bases de la comunicación abierta, la confianza y las relaciones sólidas. "Explicar sus normas y expectativas transmite respeto y ayuda a los niños a entender su lógica" (Guarnotta, 2023). Cuando padres e hijos se respetan mutuamente, se fomenta un entorno en el que se valoran y reconocen los sentimientos, las opiniones y los límites de cada uno.

Como padre, ser modelo de respeto es la mejor manera de enseñar a su hijo a corresponder a ese respeto. Los padres que dan ejemplo de respeto a sus hijos les enseñan una lección inestimable sobre cómo tratar a los demás con amabilidad y consideración. Este modelo de comportamiento respetuoso ayuda a los niños a desarrollar su propio sentido de la empatía y la comprensión, que son esenciales para construir relaciones positivas fuera del hogar.

El respeto mutuo crea un sentimiento de armonía dentro de la familia, lo que facilita la superación de los retos y los conflictos al tiempo que se mantiene una atmósfera de cariño y apoyo. En última instancia, es a través del respeto mutuo como padres e hijos pueden crecer juntos, aprendiendo unos de otros y fomentando vínculos para toda la vida.

Establecer límites saludables

Establecer límites sanos con los hijos es un aspecto fundamental de ambos estilos de crianza que favorece el desarrollo emocional, social y psicológico de los niños. Estos padres "fomentan la independencia de los niños, pero también establecen límites y fronteras. Estas normas son razonables y responden al interés superior del niño" (Guarnotta, 2023). Al imponer sistemáticamente estos límites, los padres crean un entorno seguro y predecible para que los niños prosperen.

Con el estilo de crianza autoritario, las conversaciones giran en torno al "por qué" de las normas y los límites. La crianza compasiva implica establecer límites claros y razonables, manteniendo la empatía. Estos límites se establecen para garantizar la seguridad y el bienestar del niño, y se comunican respetando su autonomía y sus sentimientos.

Los límites sanos también enseñan a los niños valiosas habilidades para la vida, como la autodisciplina, la responsabilidad y el respeto a los demás. Cuando los padres comunican y hacen cumplir los límites con eficacia, ayudan a los niños a aprender las consecuencias, tanto positivas como negativas.

Estilos parentales combinados

Los niños criados con compasión aprenden a afrontar y regular sus emociones con eficacia porque han experimentado empatía y apoyo cuando se enfrentan a situaciones o sentimientos difíciles. La crianza autoritaria ayuda a los niños a desarrollar la autodisciplina, la capacidad de resolver problemas y un fuerte sentido de la autoestima, ya que se sienten seguros en el amor y la orientación de sus padres.

Los resultados de estos dos estilos de crianza son muy similares. Y juntos, la crianza compasiva y la crianza autoritaria constituyen un enfoque único y poderoso que fomenta el bienestar emocional, psicológico y social de los niños. Fomenta la empatía, la resiliencia y la autoestima, sentando unas bases sólidas para su éxito y felicidad futuros.

Referencias