El suicidio es una crisis que no está limitada por la edad, la ubicación, la posición económica o el éxito financiero. La aplastante verdad es que los pensamientos suicidas intrusivos pueden estar al acecho en la mente de cualquiera, y a menudo es difícil identificarlos. Tristemente, millones de personas mueren cada año por suicidio, y esa cifra está aumentando en niños y adultos jóvenes.
La buena noticia es que, en los últimos años, la importancia de la concienciación sobre la salud mental y la prevención del suicidio ha cobrado un impulso significativo debido al creciente reconocimiento de su impacto en las personas, las familias y las comunidades. Existen muchos recursos para quienes luchan contra pensamientos suicidas y para las familias y amigos que buscan formas de apoyar a sus seres queridos. El mejor punto de partida es conocer los factores de riesgo y las señales de alarma para intervenir lo antes posible.
Factores de riesgo y grupos de alto riesgo
El suicidio puede ser el último recordatorio de cómo las personas pueden sufrir, a menudo en silencio, y sentirse atrapadas en un ciclo de desesperación hasta que parece que no hay otra opción. Aunque las causas exactas varían mucho en función de las circunstancias personales, entre los factores de riesgo comunes se encuentran los trastornos mentales (como la depresión, la ansiedad y el trastorno bipolar), el abuso de sustancias, los acontecimientos traumáticos de la vida y el aislamiento social.
Ciertas poblaciones son más vulnerables al suicidio debido a los retos específicos a los que se enfrentan. Los veteranos, las personas LGBTQ+, las comunidades indígenas y las personas con antecedentes de autolesión han sido identificados como grupos de mayor riesgo de suicidio. Comprender los factores de estrés y de riesgo propios de estos grupos es crucial para proporcionarles un apoyo eficaz.
Señales de alerta e intervención precoz
La identificación de los grupos de alto riesgo y la evaluación de los factores comunes de riesgo de suicidio pueden ayudar a arrojar luz sobre posibles problemas, pero es importante recordar que cualquiera puede estar sufriendo en silencio y mostrar signos de advertencia de que puede estar luchando con pensamientos suicidas.
Las circunstancias y acontecimientos traumáticos o muy estresantes en la vida de una persona pueden causar o aumentar los pensamientos suicidas y la ideación suicida, entre ellos:
- Pérdida de un ser querido por fallecimiento, divorcio, despliegue, deportación o encarcelamiento.
- Acoso, ya sea en persona o en línea
- Discriminación, rechazo u hostilidad por motivos de identidad de género u orientación sexual
- Racismo, discriminación y desigualdades y factores de estrés relacionados
- Antecedentes familiares de suicidio o problemas de salud mental
- El estigma que provoca la creencia de que es malo o vergonzoso hablar o buscar ayuda.
- Fácil acceso a armas de fuego u otras herramientas y sustancias potencialmente mortales
- Presenciar o sufrir violencia o maltrato doméstico
- Inestabilidad financiera que causa preocupación e inseguridad
- Suicidio en su escuela o grupo de amigos
Retirarse de las actividades sociales, los cambios repentinos de humor, regalar posesiones o expresar sentimientos de desesperanza pueden ser indicadores de que alguien está sufriendo. Las personas más cercanas pueden percibir incluso ligeros cambios en su personalidad, comportamiento o conducta.
Ayudar a los padres, familiares, profesores e incluso a los compañeros a reconocer las señales de advertencia de suicidio puede permitir una actuación rápida. Crear una red de apoyo en torno a esta persona ayudará a mostrar apoyo y cariño, además de estar disponible en una situación que puede salvar la vida.
Atención de salud mental y apoyo en situaciones de crisis
El acceso a la atención de salud mental es un componente fundamental de la prevención del suicidio. Muchas personas, sobre todo en comunidades desfavorecidas, carecen de acceso a una atención de salud mental de calidad. Algunos de los que más podrían beneficiarse de la ayuda pueden no recibirla debido a limitaciones económicas, falta de recursos o, simplemente, porque no saben dónde acudir en busca de ayuda. Además, los adolescentes pueden estar especialmente preocupados por las posibles repercusiones de pedir ayuda.
Sin embargo, las líneas de ayuda en situaciones de crisis, como las de prevención del suicidio, siempre están ahí para ofrecer apoyo inmediato y anónimo. Estas líneas de ayuda son un salvavidas para las personas que dudan en ponerse en contacto con amigos o familiares. Voluntarios y profesionales formados en intervención en crisis pueden ofrecer consuelo, comprensión y orientación para ayudar a las personas a manejar sus emociones y pensamientos.
Hoy en día, gracias a la tecnología, existen incluso líneas directas de chat y mensajes de texto para casos de crisis, que son un gran recurso para niños y jóvenes adultos que se sienten más cómodos expresándose por escrito que hablando. Aunque la tecnología nunca debería sustituir a la salud mental profesional, en momentos de crisis inmediata, los mensajes de texto podrían salvar una vida.
Romper los estigmas de la salud mental
Uno de los principales obstáculos a la hora de abordar los problemas de salud mental es el estigma que sigue rodeando a estas cuestiones. Las normas sociales contribuyen a menudo a la vergüenza, el miedo y la incomprensión, impidiendo que las personas busquen ayuda. Sin embargo, es esencial reconocer que las enfermedades mentales son como cualquier otra enfermedad y deben tratarse con empatía y comprensión.
Al fomentar conversaciones abiertas sobre la salud mental, podemos disipar conceptos erróneos y promover una sociedad más inclusiva y compasiva. Cuando las figuras públicas, los famosos y las personas influyentes comparten sus propias luchas con la salud mental, se envía un poderoso mensaje de que buscar ayuda no es un signo de debilidad, sino un acto de valentía.
8 formas de apoyar la prevención del suicidio
Las causas profundas de los problemas de salud mental que pueden conducir a pensamientos suicidas son complejas, y aunque puede ser muy difícil identificarlas y aún más difícil saber cómo hablar de ellas, hay algunas formas accesibles para todo el que quiera ayudar a alguien a quien quiere y le preocupa.
1. Promover la concienciación y la comprensión de la salud mental
Concienciar sobre la salud mental y su importancia puede ayudar a reducir el estigma y fomentar conversaciones abiertas. Hablar con sus hijos, amigos y familiares y dar ejemplo de comprensión y empatía puede ayudar a crear un entorno seguro en el que se sientan más cómodos para hablar de los problemas que pueden estar ocultando.
2. Fomentar la búsqueda de ayuda
Crear un entorno en el que se fomente y normalice la búsqueda de ayuda para los problemas de salud mental puede marcar una diferencia significativa. Esto implica reducir el estigma asociado al tratamiento de la salud mental y mostrar historias de personas que han logrado pedir ayuda.
3. Evaluar los factores de riesgo de suicidio
Los grupos de alto riesgo y los factores de riesgo no garantizan los pensamientos suicidas, pero pueden hacerlos mucho más probables, especialmente en el caso de alguien predispuesto a padecer una enfermedad mental o de alguien que haya experimentado un acontecimiento traumático en su vida. Si estás preocupado por alguien, fíjate si tiene uno o varios factores de riesgo y considera la posibilidad de una intervención temprana.
4. Atención a las señales de alerta
Los cambios en el estado de ánimo y el comportamiento pueden ser señales tempranas de advertencia de depresión y ansiedad, que junto con otros factores de riesgo, podrían hacer a una persona más propensa a la ideación suicida. Estos pueden ser difíciles de ver en aquellos que ponen cara de valientes o en los niños que pueden estar aprendiendo a controlar sus emociones en general, por lo que hay que estar atento y mantener un ojo vigilante.
5. Compartir líneas directas de crisis
Las líneas telefónicas de crisis, que funcionan 24 horas al día, 7 días a la semana y están atendidas por profesionales cualificados, pueden proporcionar apoyo inmediato a las personas en apuros. Estas líneas de ayuda ofrecen un espacio seguro para que las personas hablen de sus sentimientos y reciban orientación en momentos críticos. Están disponibles por teléfono, mensaje de texto y chat en línea, y a continuación compartimos algunas opciones.
6. Promover la resiliencia y las habilidades de afrontamiento
El desarrollo de la resiliencia emocional y de mecanismos de afrontamiento saludables puede ayudar a las personas a superar los retos con mayor eficacia. Enseñar habilidades como la atención plena, la resolución de problemas y la regulación emocional puede ayudar a las personas a gestionar mejor sus emociones y ser más conscientes de ellas.
7. Reducir el acceso a medios letales
Restringir el acceso a medios letales, como las armas de fuego y ciertos medicamentos, puede prevenir actos impulsivos de autolesión. Esto implica guardar las armas de fuego de forma responsable y limitar el acceso a sustancias peligrosas.
8. Fomentar las conexiones sociales
Crear y mantener fuertes vínculos sociales puede actuar como factor de protección contra el suicidio. Fomentar actividades que promuevan el compromiso social, la participación comunitaria y el apoyo entre iguales puede ayudar a las personas a sentirse conectadas y valoradas.
Recuerde que la prevención del suicidio es un esfuerzo continuo que requiere la colaboración entre individuos, familias, escuelas y comunidades. Cada persona puede desempeñar un papel en la prevención del suicidio mostrando empatía, ofreciendo apoyo y estando atenta al bienestar de quienes la rodean.
Líneas directas de prevención del suicidio
Si usted o un ser querido necesita ayuda o quiere hablar, sepa que hay profesionales amables que quieren escucharle.
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